TÚ ELIGES
Cuidaré de mi familia porque
es mi bien más preciado.
Entiendo a las personas que
desean borrar del calendario unos días especialmente sensibles y especiales.
Pero espero que ese impulso se mitigue tras leer este escrito.
¿Sabéis? No solo los lazos
de sangre forman mi refugio estos días. La familia, sea de sangre o no, la
conforman aquellas personas que te quieren en su vida y que aceptan quien eres,
que harían lo que fuese por verte sonreír y que te aman sin importar nada más. Y estoy segura, que si
te paras a pensar, tienes cerca una de
ellas. Piénsalo.
Solo por esa persona, merece
la pena la Navidad.
La melancolía y los
recuerdos del pasado, las siempre injustas ausencias en nuestra mesa , los
sueños rotos curados con tiritas y las durezas que con la convivencia solemos
crear nos impiden disfrutar de lo que en mi opinión, es esencial estos días.
Mi familia, la que tengo, la
que toco, la que siento, me espera. Y ya siento deciros, que esa espera no es
permanente. No siempre van a estar allí. Por eso, utilizad cualquier excusa
para recuperar ese espacio de encuentro inigualable, ese calor propio de la
infancia, del hogar, del olor a comida, de esos gestos, de esas personas, de
esos anhelos, de esos recuerdos. Si queréis echar la culpa a la Navidad para
sentir la necesidad de abrazar a vuestros seres queridos, hacedlo por favor
porque el tiempo nunca para.
Disfruta de tu familia, la
que tú elijas. Disfruta de su calor, sus instantes, su locura y su cordura. Y vívela
sin prejuicios ni expectativas y podrás valorar algo maravilloso en la vida, en
el grado más profundo del amor. Está en nuestras manos. Yo no dejaré pasar esta
oportunidad.
Y tú ?
Feliz Navidad.